A veces, nuestros superhéroes preparan almuerzos, nos guían para lavarnos bien las manos y nos ayudan a prepararnos para la siesta. A veces leen cuentos, nos enseñan el abecedario y nos ayudan a aprender un segundo idioma. A veces ofrecen 50 horas a la semana de cuidado lleno de amor para que los padres puedan ir a trabajar sabiendo que sus hijos están amados y bien atendidos. A veces, se convierten en un segundo hogar. 

Todo el tiempo, estos superhéroes son educadores de cuidado infantil familiar.. 

Cada año, el viernes antes del Día de las Madres, celebramos el Día de Agradecimiento a los Proveedores de Cuidado Infantil. El 10 de mayo de 2025 es un día para reconocer y agradecer a los proveedores, maestros y educadores que apoyan el bienestar y desarrollo de nuestros niños pequeños. Este día reconoce el impacto significativo que tienen los profesionales del cuidado infantil en las familias y comunidades. Agradecer su dedicación no solo muestra nuestro aprecio por su arduo trabajo, sino que también crea conciencia sobre sus contribuciones esenciales, ayudando a fortalecer y elevar la profesión de la educación en la primera infancia.

Para honrar el increíble trabajo que realizan nuestros educadores de cuidado infantil familiar, aquí compartimos 10 cosas que apreciamos de ellos:

1. Nuestros educadores se presentan todos los días. Bajo la lluvia, durante tormentas de nieve, con falta de sueño o incluso migrañas, ahí están. Cada día ofrecen sonrisas brillantes y un currículo lleno de intención y cariño.
2. Son maestros del multitasking. Pocas personas enfrentan el reto de ser dueños de negocios, maestros, cuidadores, cocineros, personal de limpieza, enfermeros y mentores, todo en el mismo día. Los educadores de cuidado infantil familiar manejan todos estos roles con gracia, paciencia inquebrantable y una dedicación infinita. 
3. Están comprometidos con su crecimiento profesional. En ESF hemos visto educadores tomar cientos de horas de cursos en temas de educación infantil, liderazgo y desarrollo de pequeños negocios, entre otros. Muchas veces, superan las horas requeridas para renovar su licencia. Aprenden porque creen profundamente en el valor de la educación.
4. La comunidad de cuidado infantil familiar en Rhode Island es pequeña, pero poderosa. Aunque solo hay unos 400 proveedores, su presencia se siente con fuerza. Participan en iniciativas innovadoras, asisten a conferencias importantes y abogan por sí mismos a nivel estatal y nacional. Han estado alzando sus voces durante décadas y no piensan detenerse pronto.
5. Son increíblemente generosos y solidarios. Cuando un colega pasa por una crisis, se unen para apoyarlo. Durante clases y reuniones, comparten alimentos y refrigerios. ¡Un proveedor incluso donó una cafetera a nuestra despensa! Siempre están buscando recursos y herramientas para apoyar mejor a las familias que atienden.
6. Enseñan mucho más que colores y formas. Los educadores enseñan habilidades sociales, inteligencia emocional, amabilidad, curiosidad y paciencia—habilidades que duran toda la vida.  
7. Aprenden con rapidez. Cuando llegó la pandemia en 2020, nuestra comunidad—en gran parte sin experiencia tecnológica—tuvo que adaptarse rápidamente a la educación virtual. Aunque al principio tenían reserva, los educadores aceptaron el reto, aprendieron nuevas habilidades y ahora vemos cómo lideran con confianza clases virtuales y apoyan a sus colegas con la tecnología.
8. Encarnan la resiliencia. Un elemento constante en el trabajo con niños es el cambio—retos, imprevistos y sorpresas diarias. Pero nuestros educadores siempre regresan con fuerza, compasión y un compromiso firme con el bienestar de los niños. 
9. Son expertos. ¿Tienes una pregunta sobre la educación infantil, regulaciones estatales, necesidades de educadores, ordenanzas locales o referencias? Pregunta a un educador de cuidado infantil familiar. Siempre tendrán una respuesta. 
10. Cuidan con el corazón. Lo que realmente hace excepcionales a los educadores de cuidado infantil familiar es el amor que traen a su trabajo. Sus días son largos, pero su impacto es eterno. Aman, nutren, animan y empoderan—porque para ellos, este trabajo no es solo un empleo. Es un llamado.